miércoles, 16 de mayo de 2012

Enteros

Escribe en tu cuaderno los objetos que se encuentre enteros.


Nociones

Escribe en tu cuaderno lo que te pregunto, tomando en cuenta al dibujo.

¿Qúe es lo que hay atrás del árbol?
¿Que hay sobre el árbol?
¿Cuántos loros hay abajo?
¿Que hay a la derecha y arriba? 


Restas

Resuelve las siguientes restas los resultados regístralos en la parte de los comentarios.



Sumas

Resuelve las siguientes sumas los resultados regístralos en la parte de los comentarios.


Reconocimiento de vocales y consonantes


1. Escribe en la parte de los comentarios la letra inicial con la comienzan los dibujos.
2.Escribe el nombre de los objetos que se escriben con la vocal que se encuentra al inicio. Realizalo en el cuaderno amarillo.


3.Escribe el nombre del objeto que corrresponda a la silaba del inicio. Realizalo en el cuaderno amarillo.

4.Forma la palabra utilizando las sílabas correctas. Escibelo en el cuaderno amarillo.


2.Escribe el nombre de los objetos que se muestra acontinuación. Realizalo en el cuaderno amarillo.








Decenas y unidades

Cuentas las patitas de pollo rostizado y registra el resultado en los comentarios.
Cuentas las almohadas y registra el resultado en los comentarios.

Cuentas las estrellas y registra el resultado en los comentarios.


sábado, 21 de abril de 2012

Lecturas


Lee las lecturas y contesta las preguntas del final de cada una. Realízalo en tu cuaderno amarillo.


LA LEYENDA DEL SOL Y LA LUNA
Antes de que hubiera día en el mundo, se reunieron los dioses en Teotihuacán.

-¿Quién alumbrará al mundo?- preguntaron.

Un dios arrogante que se llamaba Tecuciztécatl, dijo:

-Yo me encargaré de alumbrar al mundo.

Después los dioses preguntaron:

-¿Y quién más? -Se miraron unos a otros, y ninguno se atrevía a ofrecerse para aquel oficio.

-Sé tú el otro que alumbre -le dijeron a Nanahuatzin, que era un dios feo, humilde y callado. y él obedeció de buena voluntad.

Luego los dos comenzaron a hacer penitencia para llegar puros al sacrificio. Después de cuatro días, los dioses se reunieron alrededor del fuego.

Iban a presenciar el sacrificio de Tecuciztécatl y Nanahuatzin. Entonces dijeron:

-¡Ea pues, Tecuciztécatl! ¡Entra tú en el fuego! y Él hizo el intento de echarse, pero le dio miedo y no se atrevió.
Cuatro veces probó, pero no pudo arrojarse

Luego los dioses dijeron:

-¡Ea pues Nanahuatzin! ¡Ahora prueba tú! -Y este dios, cerrando los ojos, se arrojó al fuego.
Cuando Tecuciztécatl vio que Nanahuatzin se había echado al fuego, se avergonzó de su cobardía y también se aventó.

Después los dioses miraron hacia el Este y dijeron:

-Por ahí aparecerá Nanahuatzin Hecho Sol-. Y fue cierto.

Nadie lo podía mirar porque lastimaba los ojos.

Resplandecía y derramaba rayos por dondequiera. Después apareció Tecuciztécatl hecho Luna.

En el mismo orden en que entraron en el fuego, los dioses aparecieron por el cielo hechos Sol y Luna.

Desde entonces hay día y noche en el mundo.

 
1. Menciona el nombre de la lectura.
2. ¿En que se convirtio Tecuciztécatl?
3. Nanahuatzin, se convirtio en...
4. ¿Te gusto el relato? ¿Por qué?

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EL TESORO DE BARBA MELÓN



Barba Melón era el pirata más feroz y temible de los siete mares. Decían que en sus asaltos y abordajes por todo el mundo había conseguido reunir un tesoro fabuloso, el mayor que se conocía. Como buen pirata, Barba Melón no se fiaba de nadie, y siempre llevaba su tesoro bajo sus pies, en la enorme bodega de su barco.

Un día, oyó el pirata hablar de un magnífico tesoro que iba a cruzar el mar en uno de los barcos más poderosos de la tierra. Era un galeón tremendamente grande y estaba muy bien armado, pero nada le gustaba más a Barba Melón que hundir los barcos más grandes y seguir aumentando su tesoro, aunque en el fondo ya era tan rico que necesitaría muchas vidas para gastar tanto oro y joyas como guardaba.

Así, el pirata preparó cuidadosamente el asalto en mar abierto. Como siempre, el abordaje fue un éxito y en poco tiempo estaban transportando el fabuloso tesoro del galeón al barco de Barba Melón. Ciertamente, era un tesoro formidable, casi tan grande como el del propio pirata, y éste se frotaba las manos sólo de pensar en seguir multiplicando sus riquezas.

Cuando hubieron cargado todo el tesoro, acabaron de hundir el galeón, y los piratas prepararon una gran fiesta para celebrar la hazaña. Borrachos como estaban, no se dieron cuenta de que el barco se hundía poco a poco, pues el tesoro que llevaba era tan grande, que no podía seguir a flote.

Para cuando se dieron cuenta, ya no había nada que hacer. El barco se marchó al fondo del mar con todos sus malvados piratas y con Barba Melón al frente, quien aún permanece allí atrapado junto a aquel tesoro que llegó a ser gigantesco, pero no tan grande como la avaricia y estupidez del pirata.

¿Quién era Barba Melón?
¿Qué es un Galeón?
¿Qué le paso al Galeón? 
¿Te gusto el Final de la Historia?


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DOS DUENDES Y DOS DESEOS
Por Pedro Pablo Sacristán
Hubo una vez, hace mucho, muchísimo tiempo, tanto que ni siquiera el existían el día y la noche, y en la tierra sólo vivían criaturas mágicas y extrañas, dos pequeños duendes que soñaban con saltar tan alto, que pudieran llegar a atrapar las nubes.
Un día, la Gran Hada de los Cielos los descubrió saltando una y otra vez, en un juego inútil y divertido a la vez, tratando de atrapar unas ligeras nubes que pasaban a gran velocidad. Tanto le divirtió aquel juego, y tanto se rio, que decidió regalar un don mágico a cada uno.
- ¿Qué es lo que más desearías en la vida? Sólo una cosa, no puedo darte más - preguntó al que parecía más inquieto.
El duende, emocionado por hablar con una de las Grandes Hadas, y ansioso por recibir su deseo, respondió al momento.
- ¡Saltar! ¡Quiero saltar por encima de las montañas! ¡Por encima de las nubes y el viento, y más allá del sol!
- ¿Seguro? - dijo el hada - ¿No quieres ninguna otra cosa?
El duendecillo, impaciente, contó los años que había pasado soñando con aquel don, y aseguró que nada podría hacerle más feliz. El Hada, convencida, sopló sobre el duende y, al instante, éste saltó tan alto que en unos momentos atravesó las nubes, luego siguió hacia el sol, y finalmente dejaron de verlo camino de las estrellas.
El Hada, entoces, se dirigió al otro duende.
- ¿Y tú?, ¿qué es lo que más quieres?
El segundo duende, de aspecto algo más tranquilo que el primero, se quedó pensativo. Se rascó la barbilla, se estiró las orejas, miró al cielo, miró al suelo, volvió a mirar al cielo, se tapó los ojos, se acercó una mano a la oreja, volvió a mirar al suelo, puso un gesto triste, y finalmente respondió:
- Quiero poder atrapar cualquier cosa, sobre todo para sujetar a mi amigo. Se va a matar del golpe cuando caiga.
En ese momento, comenzaron a oír un ruido, como un gritito en la lejanía, que se fue acercando y acercando, sonando cada vez más alto, hasta que pudieron distinguir claramente la cara horrorizada del primer duende ante lo que iba a ser el tortazo más grande de la historia. Pero el hada sopló sobre el segundo duende, y éste pudo atraparlo y salvarle la vida.
Con el corazón casi fuera del pecho y los ojos llenos de lágrimas, el primer duende lamentó haber sido tan impulsivo, y abrazó a su buen amigo, quien por haber pensado un poco antes de pedir su propio deseo, se vio obligado a malgastarlo con él. Y agradecido por su generosidad, el duende saltarín se ofreció a intercambiar los dones, guardando para sí el inútil don de atrapar duendes, y cediendo a su compañero la habilidad de saltar sobre las nubes. Pero el segundo duende, que sabía cuánto deseaba su amigo aquel don, decidió que lo compartirían por turnos. Así, sucesivamente, uno saltaría y el otro tendría que atraparlo, y ambos serían igual de felices.
El hada, conmovida por el compañerismo y la amistad de los dos duendes, regaló a cada uno los más bellos objetos que decoraban sus cielos: el sol y la luna. Desde entonces, el duende que recibió el sol salta feliz cada mañana, luciendo ante el mundo su regalo. Y cuando tras todo un día cae a tierra, su amigo evita el golpe, y se prepara para dar su salto, en el que mostrará orgulloso la luz de la luna durante toda la noche.

¿En qué soñaban los dos duendes?
¿Quién los ayudo a cumplir su sueño?
¿Conoces cómo son los duendes? Dibuja uno.

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EL GIGANTE COMENUBES
            Sopo era un gigante enorme, el más grande que haya habido nunca. Podía beberse un río hasta dejarlo seco, o tomar como ensalada todo un bosque. Y sin duda, su golosina preferida eran las nubes del cielo, frescas y esponjosas, de las que llegaba a comerse tantas que casi siempre acababa empachado, con tales dolores de barriga que terminaba por llorar, provocando entonces grandes riadas e inundaciones.
            Sopo vivía tranquilo y a su aire, sin miedo de nada ni nadie, yendo y viniendo por donde quería. Pero a pesar de eso no era feliz: no tenía ni un sólo amigo. Y es que cada vez que el gigante visitaba un país, todo eran problemas: con las nubes que comía Sopo desaparecían las lluvias para los campos, y con sus empachos y sus llantos todo se inundaba, por no hablar de todos los bosques y granjas que llegaba a vaciar... En fin, que al verle todos huían aterrados, y nunca consiguió Sopo compartir un ratito con nadie.
            Una noche, al verle llorar, varias estrellas se acercaron a preguntarle la razón de su tristeza. Al escuchar su historia, comentaron:
- Pobre gigante. No sabe buscar amigos. Pues la Tierra es el planeta más especial que existe, y está lleno de amigos de todas las clases.
- Pero, ¿dónde se pueden buscar amigos? ¿Cómo se hace eso? - replicó el gigante.
- Echándoles una mano o haciendo cualquier cosa por ellos. Eso es lo que hacen los amigos, ¿es que no lo sabes? - respondieron divertidas
- Vaya- suspiró Sopo- pues no se me ocurre nada. ¿Vosotras qué hicisteis para conseguir amigos?
- Aprendimos a mostrar el camino en la noche y servimos de guía a muchos navegantes. Son unos amigos estupendos, que nos cuentan historias y nos hacen compañía cada noche.
            Así, el gigante y las estrellas siguieron charlando un rato, y durante los días siguientes Sopo no pensó en otra cosa que no fuera en encontrar una forma de buscar amigos. Pero no veía el modo de conseguirlo. Algunos días después, fue a pedirle ayuda a la Luna. Ésta, vieja y sabía, le respondió:
- No sabrás cómo hacer algo por alguien hasta que le conozcas bien. ¿Qué sabes de esos que quieres que sean tus amigos?
            Sopo se quedó pensativo, porque realmente apenas sabía nada de los hombres. Eran tan pequeños que nunca se había preocupado. Entonces se propuso averiguarlo todo, y dedicó largos días a observar las diminutas vidas de la gente. Y así fue como descubrió por qué todos huían al verle, y se enteró de las sequías que provocaba con sus comilonas de nubes, y de las inundaciones que provocaban sus llantos, y de mil cosas más que le llenaron de pena y alegría. Aquella noche, el gigante corrió a saludar a las estrellas.
- Ya sé cómo buscaré amigos.... ¡¡comiendo y llorando!!
            Y así fue. Desde aquel día, Sopo vigilaba los cielos, y allí donde se preparaban enormes tormentas, se deba un buen atracón de nubes; y luego marchaba a llorar un rato allá donde veía que faltaba el agua. En muy poco tiempo, Sopo pasó de ser lo peor que le podía ocurrirle a un país, a convertirse en una bendición para todo el mundo, y ya nunca faltó un buen amigo que quisiera dedicarle un ratito, escucharle o hacerle un favor. 

¿Cómo crees que sea el gigante come nubes?
¿Cómo se llama?
¿Qué buscaba el gigante?
¿Tienes amigos? ¿Cómo se llaman?


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LA RANITA VERDE
         Alicia y Juanito fueron al bosque con sus papás para pasar un día de juegos en el campo, cuando terminaron de comer y recoger, sus papás decidieron irse a dormir la siesta. Alicia y Juanito fueron a dar un paseo hasta un pequeño arroyo donde se encontraron una ranita que estaba muy triste y no podía croar.
         Los dos niños con tristeza, le preguntaron: - ¿Qué te pasa? ¿Por qué no puedes croar? Llorando, la ranita les dijo: - Los hombres no se portan bien, vienen a pasar los días al campo y dejan todo muy sucio. En lugar de recoger su basura, la tiran por ahí. Por eso me corté en una patita con una lata de refresco que estaba en el río y me duele mucho.
         De repente, a la rana se le iluminaron los ojos: - ¡Tengo una idea y ustedes me  pueden ayudar! ¿Cómo? le preguntaron los niños. Entonces la ranita les dijo: Cuando regresen a casa y clases, cuéntenle a sus compañeros lo que me paso. Díganles también que cuando vayan al campo no tiren basura y que también trasmitan ese mensaje a sus papás. Para que así todos unidos cuiden de los ríos y los campos para que cuando ustedes sean papás y mamás, tengan un lugar donde ir de campo y puedan ver no solo a ranitas, si no a otros animalitos, sanas y salvas.
         Alicia y Juanito decidieron volver con sus padres para contarles lo que les había pasado y por el camino, de regreso a casa, fueron recogiendo toda la basura, así como los botes que se encontraron para que ninguna ranita volviera a cortarse y así siempre pudiese seguir croando.

¿Tiras basura en la calle?
¿Cómo podrías ayudar a la ranita?
Realiza un dibujo en una hoja tamaño carta acerca del cuidado del medio ambiente.